jueves, noviembre 16, 2006

ESCUDO EPISCOPAL DE MONSEÑOR MARCO A. ORDENES FERNANDEZ

NUEVO OBISPO DE IQUIQUE SERA CONSAGRADO ESTE SABADO

El escudo episcopal señala las características del origen y de los ideales del titular. El escudo tiene forma de cáliz, estructura que tradicionalmente han usado las armas sacerdotales, evocadoras de la centralidad de la Eucaristía y de la aceptación de las amarguras del ministerio.

El escudo está enmarcado en bordadura de plata y compuesto por dos campos de gules (rojo) y dos de azur (azul), divididos por una cruz dorada. Cruz gloriosa que hace presente a Cristo resucitado, dándole al conjunto un fulgor pascual.

La cruz está marcada con cinco estrellas carmesí de seis puntas, clara referencia a las cinco llagas victoriosas de la Resurrección de Cristo, vencedor de la muerte. Son las estrellas de la victoria en la batalla, de la fortaleza en la adversidad, que nos entroncan con la historia de la salvación al hacernos presente al Rey David y al Antiguo Testamento.

En campos cruzados, de azur, el superior izquierdo (derecho para quien mira) está coronado por una estrella en oro de ocho puntas, resplandeciente sobre el mar. Representa a la Santísima Virgen María, la mujer que ha encarnado de modo más perfecto las ocho buenaventuranzas (cfr. Mateo 5,1-11). Luce sobre el mar, recordándonos el antiguo título de “Stella maris”, estrella del mar, con el que la tradición ha nombrado a la Virgen María del Monte Carmelo; advocación venerada en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen de la Tirana y muy querida de todo el Norte de Chile.

En el campo cruzado en azur, una torre con puerta dorada, se levanta sobre el desierto, delante de tres cerros nevados. Nos habla de la Fe, de la confianza. Es una fortaleza sólida y magnifica; se accede a ella por la puerta dorada del Bautismo, inicio de la aventura de la fe.

Los cerros nevados, clara referencia a la cordillera de los Andes, es también una presencia de la cultura andina, importante fuente de la identidad de la Diócesis de Iquique.

Los tres cerros nevados recuerdan también a la Santísima Trinidad, delante de la cual está la torre de la fe. En los campos cruzados de azur, se abarca toda la extensión territorial de la diócesis; ubicada entre el mar y cordillera, y los “Quimsachatas”(tres cerros nevados). Mar, pampa, quebrada y cordillera.

En los campos cruzados de gules (rojo), brillan dos cruces de oro con bordadura de sable (negro), recordándonos los dos mandamientos sobre los que descansan toda la Ley y los profetas “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo” (cfr. San Marcos 12, 28-34) Aquí está el fundamento del lema episcopal, “Amar, servir y confiar”, inspirado en las palabras de San Ignacio de Loyola y complementado con la afirmación de la confianza, tema que envuelve todo el escudo y es expresión de la espiritualidad del titular.

Amar y servir a Dios, y confiar en Él. Amar y servir al hombre, y confiar en Él.

El oro es signo y representación de Dios. Así, en cada campo hay un solo elemento dorado que se desprende de la cruz principal que es Dios con nosotros.

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