Opinión: Patricio
Pavez, Presidente Cámara Chilena de la Construcción.
La ciudad de Iquique en
los últimos veinte años fue sometida al stress de un crecimiento inusitado de
su población y por ende de la demanda de viviendas.
Esta última crece,
porque crece la población (crecimiento vegetativo, diferencia entre los que
mueren y los que nacen), migraciones, y además por incremento en el ingreso. La
demanda de viviendas en Iquique ha crecido no por una, sino por las tres causales.
Esto naturalmente en
una ciudad acotada geográficamente y con un Plano Regulador cuya base data de
la década de 1980. Por ello, creció como podía, generando nuevos espacios en
Alto Hospicio (satelización), y en Iquique, mediante la construcción en altura
(densificación). Mal menor dentro de un problema mayor, la ausencia de
planificación urbana al ritmo de crecimiento de una ciudad que estalló de una
manera que nadie imaginó. Consecuencias de ello las vemos a diario, alta
victimización, suciedad en sus calles, congestión en ciertos puntos, déficit de
servicios e infraestructura, como por ejemplo salud y servicios médicos, por nombrar la más crítica.
Hoy ya no basta con
hablar de la ciudad que queremos, hablemos de la ciudad que necesitamos,
debemos comprometer la disponibilidad de suelo urbano (con factibilidad) a lo
menos para 20 años más, con un tratamiento no discriminatorio del territorio,
Planes Reguladores con capacidad para adaptarse a las dinámicas territoriales
en forma oportuna, incorporando por ejemplo, planificación por condiciones,
reconocer el valor social del patrimonio y financiamiento de su cuidado,
asegurar la participación ciudadana orgánica y la certeza jurídica de los
proyectos de inversión, y por último, propender a mejorar la competitividad del
país mediante ciudades con ventajas competitivas para vivir, visitar o hacer
negocios.
Hoy tenemos una zona
franca estancada y una minería lejos del boom. Es el momento de reflexionar y
planificar.
#Iquique

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