Por. Ximena Rincón, senadora DC
Hoy se conmemora el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. Este año el slogan de la campaña es "Tarjeta Roja al Trabajo Infantil", Metamos un Gol: Erradiquemos el Trabajo Infantil, a través de la cual se pretende sensibilizar a la población en torno a esta grave vulneración de derechos.
Sin duda actividades como ésta nos ayudan a generar conciencia en torno a estas problemática, sin embargo creemos necesario aprovechar esta instancia para aclarar algunos conceptos en torno al trabajo infantil y sus consecuencias.
En Chile, el trabajo infantil afecta a 196 mil niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años, quienes además desarrollan labores en condiciones definidas por la OIT como "inaceptables", según lo estableció la última encuesta desarrollada en conjunto por el Ministerio del Trabajo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la cual además logró determinar que la gran mayoría de los niños y niñas chilenos desarrolla actividades de trabajo doméstico.
En términos generales se entiende por Trabajo Infantil toda actividad que obliga a los niños, niñas y adolescentes a abandonar la escuela de forma prematura o exige combinar el estudio con un trabajo pesado que consume mucho tiempo y que los priva su niñez, su potencial y su dignidad, perjudicando su desarrollo físico y psicológico.
Existen además las denominadas Peores Formas de Trabajo Infantil: referidas a casos en que los niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, son víctimas de explotación por los adultos, en actividades económicas que ocasionan daño a su desarrollo físico, psicológico y moral.
Los efectos del Trabajo Infantil en la vida de un niño están relacionados con una transgresión al acceso y/o ejercicio de derechos fundamentales, impactando en su educación ya que les resta tiempo y energía, los priva de la asistencia a clases, influye en el rendimiento escolar y propicia finalmente el abandono escolar, además de disminuir el tiempo para el descanso y el esparcimiento que todo niño y niña merece.
Por otra parte, el tipo de actividad que algunos puedan desarrollar pueden atentar contra su salud, su desarrollo físico, mental y moral ya que los expone a riesgos, enfermedades y accidentes, les provoca fatigas físicas y psicológicas o facilitar aprendizajes que atentan contra su propia integridad.
En formas más extremas, los niños y niñas pueden ser separados de su familia, expuestos a graves peligros o abandonados. Asimismo, al incorporarse al su presupuesto familiar el trabajo infantil, se desatiende la importancia de la educación formal, y se induce y legitima el aprendizaje y/o el ejercicio prematuro de un oficio, perpetuando la pobreza y la exclusión social.
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