jueves, julio 07, 2011

TRES VERSOS PARA UNA HISTORIA



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Jonás Gómez Gallo Juan Luis Maurás y Jorge Soria Quiroga

Hace no mucho recibimos una cordial invitación para participar en un coloquio en el Palacio Astoreca. Lugar apropiado para hablar del pasado, de los tiempos del salitre, de los que hicieron política hace muchos años –antes del 11 de septiembre de 1973- que tienen casi 90 años de edad, más los 82 de Samuel Astorga Jorquera, que desde una trinchera u otra se mantienen vigentes y expectantes del devenir del país, de la antigua política, y de los nuevos acontecimientos en tiempos post gobierno militar.

Invitado de piedra Jorge Soria Quiroga, para unos “el loco”, para otros “el choro”, lo cierto que pese a estar sentado en la sala fue parte de los recuerdos de los ex parlamentarios Maurás y Gómez Gallo. Samuel Astorga jugó de local con la mirada puesta en la educación, en los tiempos que se viven, lo que debería hacerse, los problemas que viven los actuales educandos de la educación técnica y superior, todo ello en no más de 10 minutos.

Juan Luis Maurás, hombre de hablar pausado de voz suave por el paso ineludible de los años, comenzó haciendo un recuerdo de sus primeros pasos en la política del norte, manifestó no haber nacido en la zona, cosa que antes importaba muy poco, pero haberla representado como diputado y senador, hasta que la historia del país se lo permitió. A medida que avanza en su reflexión, su voz se vuelve más potente, sus ideas concisas, nos educa en la importancia que tuvieron hombres como Eduardo Frei Montalva, Radomiro Tómic un verdadero estratega político, que hizo lo que más le convenía a la Falange Nacional, después Democracia Cristiana, con el fin de lograr dividendos políticos a favor del naciente partido en una zona donde emergieron, crecieron y se proyectaron los más importantes partidos políticos del país.

Héctor Rojas Cabrera, moderador del coloquio, junto al “Cacho” Viveros, le recuerda que le quedan dos minutos. El gira su cuerpo y le dice al moderador que lo que tiene que decir, no es para ese tiempo por lo que Rojas con una sonrisa accede y no lo interrumpe más. Nos recuerda Maurás que el Partido Radical de a poco pierde fuerza, pierde parlamentarios y políticos comunales y provinciales en la medida que crecen la Democracia Cristiana, el Partido Socialista y el Comunista. Al terminar su exposición quedamos sorprendidos por su vitalidad y buena memoria, pese a los años.

Es el turno de Jonás Gómez Gallo presentado con un amplio curriculum personal y político, empresario exitoso, tanto del antiguo retail como en la minería. Desde otro punto de vista nos cuenta su visión de la política de antes y de ahora. Tiene apreciaciones críticas hacia el actual gobierno y sus autoridades, se nota que está permanentemente informado del acontecer del país, de sus políticas sociales, de cómo deben hacerse las cosas.

Nos sorprende –quizás no tanto- de las palabras conceptuosas que emite hacia quien está sentado en una silla como un participante más, escuchando y paladeando cada palabra de los octogenarios que eran como una parte más del viejo y bello Palacio Astoreca. Le da el crédito a Jorge Soria con sus políticas integracionistas, del buen trabajo que ha hecho al respecto, de un mapa que Soria siempre muestra a quien sea posible, y que hay que escucharlo porque hay mucho que aprender de él. Soria simplemente sonríe.

Al término del coloquio, converso con cada uno de los integrantes del panel, pero también entrevisto a Jorge Soria, quien agradece las conceptuosas palabras de Gómez Gallo, de las que emite en la entrevista Juan Luis Maurás.

Al día siguiente en la zofri, en el café de los Soria–Macchiavello, me reúno nuevamente con los tres (Maurás – Gómez – Soria), allí veo nuevamente al “choro” con su plano de Sudamérica, mostrándoselos a unos turistas que lo ubican y conversan con él, Maurás asiente a lo expresado por el ex alcalde, y la conversación tras un café se vuelve más interesante.

Fue un bonito día, antes un bello atardecer, donde cada uno de los presentes llegamos con la taza vacía y nos fuimos con taza llena de historia, con mucha nostalgia, y con una sensación única que este norte obrero, sacrificado, tuvo una importancia tremenda por su historia política para el país, y por ser la cuna de grandes hombres, notables políticos, y gente de esfuerzo.

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