Este método
consiste en utilizar organismos vivos que parasitan o depredan poblaciones de
otros insectos dañinos para las plantas y/o árboles de los agricultores.
El control biológico es una alternativa cada vez más
sostenible para combatir las plagas, que ahora cobra relevancia al ser una
opción para enfrentar la mosquita blanca japonesa que afecta a la comuna de
Pica y que derivó en la declaración de emergencia fitosanitaria.
Este método de control no es muy conocido aún en Tarapacá y justamente por eso es que
representantes de Koppert Chile llegaron a la región para poner a disposición
de los productores sus más de 40 años de experiencia en control biológico.
El contacto con Koppert, líder del mercado internacional
en el campo de la protección biológica del cultivo y la polinización natural,
se concretó en España en el marco de una gira técnica, donde el director de
INDAP Tarapacá, Claudio Koplow, comentó la problemática regional. Gracias a
dichas gestiones, Koppert Chile está evaluando la factibilidad de iniciar operaciones
en la región de acuerdo a eventuales requerimientos dada la situación en Pica.
Esta multinacional, desde 1967, se ha expandido a 23
países, estableciéndose el año 2009 en Chile detalló el gerente general de
Koppert-Chile, Hugo Expósito, quien afirmó que ya trabajan en Arica, Quillota y
Chillán. El método consiste en utilizar organismos vivos que parasitan o
depredan poblaciones de otros insectos dañinos para las plantas y/o árboles de
los agricultores.
“A nivel mundial las estrategias de control biológico
bien utilizadas han sido siempre un éxito. En el control biológico la planta
puede explotar todo su potencial, porque no está afectada por un químico,
entonces produce más. A diferencia de lo que se piensa, el control biológico no
es más caro, sí es más caro que un químico, pero a la larga permite producir
más”, explicó.
Detalló que el control biológico permite un manejo
integrado de plagas, es decir utilizar todas las herramientas culturales,
químicas y biológicas para mantener la plaga a raya, de manera de poder
producir con la menor incidencia de trazas de plaguicidas.
Sobre su eventual incorporación en Tarapacá, Expósito
recaló que “cuesta cambiar la mentalidad a los agricultores, ya que trabajar con
control biológico significa mantener un equilibrio natural. No es lo mismo ver
una plaga y aplicar un químico, porque la plaga desaparece, sino que acá se controla
a un nivel donde no provoque daño económico, eso es lo que interesa; es
mantener un ecosistema amigable y natural”.
Añadió que Tarapacá tiene muchísimo potencial agrícola,
pero primero debe priorizar la asociatividad, desarrollar una agricultura
intensiva e incorporar nuevas tecnologías, así puede producir y ofrecer
productos de contra temporada a buen precio para la zona central.
“Hay que producir más y de mejor calidad, pero hay que
evolucionar, para poder tener acceso a mejores mercados. Hay que incorporar
invernaderos, riego tecnificado, fertilización. Con el fuerte crecimiento
minero que tiene esta zona, habrá mayor demanda y hay que ponerse a tono con
ello”, insistió.
Para Expósito, el control biológico en la región es
viable pero con un trabajo a largo plazo, que cuente con el apoyo de las
instituciones ligadas al área, pero sobre todo de los mismos agricultores.
Por último, el director del Indap agregó que “el control
biológico va en la línea de soluciones definitivas muy eficaces en el mediano a
largo plazo para nuestros agricultores, siguiendo la lógica de un Chile más
sustentable y más amigo de su medioambiente, de acuerdo a los compromisos con
la agricultura del presidente Sebastián Piñera”. “La comuna de Huara ha
manifestado querer ser la primera comuna orgánica del país. Esta es una muy
buena noticia para nuestros agricultores y agricultoras de la quebrada de
Tarapacá y aledañas”, concluyó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario