
Por Iván Valdés
La Zona Franca de Iquique vive los estertores
de su larga enfermedad, cuyo origen se remonta a hace más de dos décadas,
cuando poco antes de que el dictador dejara La Moneda, en una de sus
tristemente célebres “Leyes de Amarre”, decreta el cambio del modelo de
administración, de un sistema público, a una Sociedad Anónima. Fue el momento
en que Zofri perdió su alma y sentido, cuando abandona su promesa de desarrollo
regional, para abrazar el obtuso credo de la rentabilidad inmobiliaria. La
rebelión de trabajadores y empresarios contra la apertura de los domingos y las
alzas de tarifas del 135%, es sólo la punta del iceberg. Trabajadores y
empresarios se movilizan contra prácticas de la administración.
Es diciembre, el mejor mes para el comercio y las puertas del Centro
Comercial están cerradas. Cientos de personas con banderas negras, pancartas,
gritos, cantos y música, bloquean los accesos desde la mañana del lunes 9… son
los mismos trabajadores y empresarios de los módulos que hoy sacrifican su
mejor opción comercial durante el año, para enviar un desesperado mensaje a las
autoridades y ciudadanía: la Zofri se muere y se requieren medidas
urgentes para recuperarla. Para los movilizados es tal la gravedad, que hoy
trabajan hombro con hombro dos actores que se suponía adversarios, como son los
empresarios y sus trabajadores. Ellos advierten que tras el “tarifazo”, que más
que duplica el costo de operación en Zofri, y la imposición de apertura los
días domingos, la administración lo que busca es convertir este espacio de
exención tributaria en un “mall” más, renunciando definitivamente al proyecto
industrializador que dio origen y sentido a este proyecto.

En el mismo sentido, es elocuente que mientras Zofri S.A. muestra
utilidades crecientes año a año, las ventas de los usuarios se tambalean: el
último sexenio muestra déficits comerciales todos los años –se compra más de lo
que se vende- por montos promedio superiores a los 400 millones de dólares al
año. Sólo en 2009 los usuarios lograron vender más de lo que compraban, con un
saldo a favor apenas superior a los 50 millones de la divisa. Asimismo, se
muestra un deterioro relativo de las ventas, en comparación con las alzas que
muestran las ventas de prácticamente todos los sectores económicos, en
particular el retail. A esto se suma que un tercio de las ventas lo concentren
sólo dos rubros: el automotriz y el de combustibles y lubricantes, el resto de
las ventas se reparten… ¡en otros 28 rubros! En otras palabras, si en promedio
la obtención de utilidades para usuarios es deficiente, la situación de vuelve
dramática para quienes trabajan fuera del rubro de los automóviles y derivados.
¿Éstos usuarios podrán asumir indefinidamente una lógica de alzas exponenciales
de los costos de operar en el sistema?... “Imposible”, es la respuesta
categórica de Lourdes Cárdenas, presidenta de la Asociación de Empresarios de
Zofri.
“En 30 años no han hecho una sola inversión por los trabajadores”

La otra ofensiva del directorio se dirige contra los trabajadores:
lograr la apertura de los domingos. La iniciativa es secundada por un puñado de
grandes empresas y que son representadas por la ex intendenta Antonella
Sciaraffia -la misma que hoy enfrenta dos juicios por millonarios casos de
corrupción. En la misma lógica de homologar las actividades comerciales de
Zofri, con las que realiza un “mall”, el argumento es que si estos
establecimiento abren todos los días, ¿por qué la Zona Franca debería ser una
excepción?... “¡Porque Zofri no es, ni nunca ha sido un ‘mall’!”, enfatiza
Nelson Mondaca, presidente del Sindicato Interempresa. Y agrega: “Es un
espacio de excepción que busca precisamente lograr objetivos excepcionales,
vinculados al desarrollo productivo de la región, mejorar la calidad de vida en
una zona extrema y apuntalar el poblamiento del territorio, ‘malles’ hay muchos
en Chile, zonas francas sólo dos, dejemos que cada uno cumpla con su función”.

Retornar a sus orígenes para proyectarse al futuro
Para muchos resulta especialmente frustrante la lógica inmobiliaria
rentista de los administradores de Zofri, en momentos en que en Chile y la
región se discute el aprovechamiento industrial de la posición geopolítica de
Iquique. La apuesta por construir un “cluster” optimizado con la mejora del
puerto de Iquique, para captar buques de alto calado; así como la construcción
de una vía directa de conexión con el “puerto seco” de Hospicio, como lugar de
almacenamiento; se une a la idea de una Zofri con capacidad industrial que
permita el ensamblado o la producción de bienes finales a partir de insumos
importados. Todo, de cara a la apuesta estratégica de convertir a Tarapacá en
un “Corredor Bioceánico”, que una a las pujantes economías del Asia Pacífico,
con los principales países de la costa atlántica sudamericana.

Y es que los dirigentes de la verdadera rebelión que se vive en Zofri,
dan en el clavo cuando afirman que su movilización supera sus legítimas
reivindicaciones gremiales, que de lo que se trata es de recuperar una Zona
Franca que piensa su desarrollo como parte del desarrollo de toda la región y
no como meros recaudadores de un abusivo monopolio inmobiliario. Esa no es la
Zofri que requieren los nuevos tiempos y que merecen los ciudadanos de
Tarapacá. Hoy resulta indispensable transformar ventajas comparativas en
ventajas competitivas, dotar de valor agregado a la actividad económica,
generar encadenamientos productivos y estrechar los lazos comerciales con el
resto de América Latina. Tarapacá no necesita más especuladores, requiere
liderazgos con los pies en el presente y la mirada en el futuro, que es la
clave del desarrollo.
¿Qué es Zofri?
Poco antes de que los “Chicago Boys” asumieran el control de la política
económica de los militares, el Decreto con Fuerza de Ley 341, del 25 de junio de
1975, crea la Zona Franca de Iquique (Zofri). Su misión era apoyar el
desarrollo económico de la región mediante la industrialización, aprovechando
su privilegiada posición geográfica, que le permite ser un punto de encuentro
comercial entre Sudamérica y Asia. Como su nombre lo indica, sus principales
franquicias con la exención del pago del Impuesto de Primera Categoría, y
exención del Impuesto al Valor Agregado o IVA. Sus rubros en tanto son dos:
Servicios Logístico, de recepción, inventario y transporte de mercancías; e
inmobiliario, que corresponde al arriendo de espacios, este último representa
el 75% de los ingresos de Zofri. Sólo un 15% de sus utilidades se reparte entre
las regiones de Tarapacá y Arica y Parinacota, el resto se remesa a Santiago o
a los accionistas privados.
A partir de 1990 Zofri es administrada por una Sociedad Anónima,
que tiene la concesión del recinto por 40 años. El accionista principal es
Corfo, con más del 70% de los títulos, el resto corresponde a inversionistas
privados. En los últimos tres años, el movimiento comercial de Zofri ha
superado los 7.500 millones de dólares anuales. Sus principales proveedores son
China, con un 38%; EE.UU., con un 19%; y Japón, con el 9% de las compras.
Sus principales clientes en tanto, son Bolivia, concentrando el 54% de las
ventas; Paraguay, con el 20%; y Perú con el 18%. Finalmente destacar que
en el sistema operan alrededor de 1.650 empresas y se estima que genera 20.000
empleos directos e indirectos. En Zofri se realizan ventas tanto al por
mayor, como al detalle. Ésta última se realiza en el Centro Comercial, donde se
pueden encontrar más de 600 “módulos” con diversos tipos de artículos, entre
los que destacan los electrodomésticos, perfumería y licores, entre otros.
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