Opinión:
Patricio Pavez, presidente CChC
La economía es
determinada en gran medida por las expectativas de las personas, sean estos
trabajadores, empresarios o inversionistas. Es por ello que el nuevo Fondo de
Infraestructura que se discutirá en el Congreso en 2016, ya ha capturado el
interés de la industria de la construcción, especialmente de las empresas de
obras civiles. Si bien es cierto, aún no
existe siquiera un borrador de este proyecto ley, no es menos cierto que el
solo anuncio de la medida puede tener claros efectos revitalizantes.
El anuncio evidencia
la voluntad del gobierno de incentivar en forma seria la inversión en
infraestructura en conjunto con el sector privado. Lo que no deja de ser
relevante y trascedente al sustituir por una conversación la pauta unilateral
que predominó en el primer tiempo de este mandato.
La generación de
proyectos de infraestructura en el corto plazo tendrá efectos dinamizadores,
pero sus principales efectos positivos se verán en el largo plazo. Hoy, que se
comienza a hablar del tema, es importante señalar que para que esta iniciativa
tenga éxito, debe constituirse el consejo que administre el fondo, con visión
estratégica, procurando independencia y donde el estado y la sociedad civil
mantengan una relación de equilibrio. Es vital que este organismo sea
independiente de los gobiernos de turno, y que sea conformado por técnicos
idóneos provenientes del estado y el sector privado.
Estos Fondos de
infraestructura cuentan con ejemplos exitosos en España, Portugal y Europa del Este, donde se
levantan capitales para la ejecución de proyectos. El caso de la propuesta
chilena es distinto, el estado constituye un fondo sobre derechos existentes, esto
es más bien nuevo, sin embargo el anuncio de su creación, que consulta
aproximadamente USD $ 30.000 millones en proyectos, es motivo suficiente para
ver el vaso medio lleno.
#Iquique
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