Opinión:
Patricio Pavez (CChC)
Ya es un lugar común
la saturación de nuestras calles con vehículos en circulación tanto como
estacionados en espacios públicos. Los nuevos edificios contemplan los
estacionamientos exigidos por el plan regulador, ya sea uno por unidad de
vivienda o uno cada dos unidades de vivienda, según sector, sin embargo, los
edificios siempre exhiben vehículos aparcados en el espacio público, dando la
errónea impresión que éstos no cuentan con estacionamientos suficientes. Este
caso se multiplica por diez cuando observamos edificios destinados a fines educacionales
como colegios y universidades.
Iquique es una ciudad
acotada geográficamente, con uno de los valores de suelo urbano más caros de
chile, por lo que mayores espacios destinados a estacionamientos resulta muy
difícil, o extremadamente oneroso.
La tasa de
motorización de Iquique es de 259 automóviles cada 1.000 habitantes, que
corresponde a un total aproximado de 71.000 automóviles particulares, sólo
superada a nivel nacional por Punta Arenas con una tasa de 271. También debemos considerar que ocupamos el
primer lugar en cantidad de vehículos por hectárea urbana (23,7). Todo esto, más
como consecuencia del ingreso promedio del hogar, y no respecto de la calidad
del transporte público o los kilómetros de calles disponibles en cada ciudad.
Iquique cuenta con
2,33 kilómetros de vialidad cada mil habitantes (densidad de 18,3 km), por lo
que al relacionar tasa de motorización y vialidad disponible evidenciamos que
nuestra ciudad posee una alta cantidad de vehículos por kilómetro de red
disponible, siendo además la tercera ciudad con mayor cantidad de taxis
colectivos, uno cada 957 habitantes.
Para buscar una
solución, debemos destinar una mayor inversión a paliar el déficit de vialidad,
promover ciclovías y medios de transporte público como trenes ligeros o
tranvías, y por otro lado, considerar el fenómeno sociocultural de los
vehículos “desechables”.
#Iquique
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