“Todo
Chile de Blanco” es el acto definido por sus organizadoras, como el
“grito silencioso y desgarrador de miles de chilenos, por los niños”. Esta vez, la organización invitó a todo Chile
a participar: hombres, mujeres y niños, para evitar la “violación de los
derechos humanos de los más pequeños”. Este acto sucedió, de manera
simultánea, en más de 30 ciudades del país: Santiago, Iquique, Antofagasta, La
Serena, Viña del Mar, Rancagua, Valdivia y Punta Arenas, entre otras.
Luego de su impactante aparición en la
Plaza de San Pedro del Vaticano, las Mujeres de Blanco vuelven a la escena
nacional, esta vez con un acto que sucede simultáneamente en 33 ciudades del
país. “En Santiago, el acto se realiza en el Templo Votivo de Maipú,
lugar donde se nos dio a luz como nación libre y soberana. Éste es un
grito silencioso y desgarrador de miles de chilenos, desde Arica a Punta
Arenas, por los niños, antes de que nazcan”,
explica María Paz Vial, directora.
“Pedimos a cada persona que vota que
renuncie a sí misma, a sus anhelos, a su interés particular, a su miedo al
rechazo, que renuncie a sus heridas, incluso a sus ideas, y que nos mire a las
mujeres a los ojos y deje de vernos como un aparato reproductivo que lleva una
terrible enfermedad que se llama fertilidad y vida, de la que hay que
deshacerse. Las mujeres somos personas y nuestros hijos merecen vivir en
dignidad”.
“Les pedimos a todos los chilenos que no se
hagan cómplices de la violación a los derechos
humanos de los más pequeños. Los que aún no nacen son hoy los más perseguidos y
los más pobres de toda la humanidad”, señaló María Paz Vial.
“Nuestros hijos en el vientre no tienen
nada, sólo un hálito de vida, y aun ése, palpitante, diminuto y amenazado, se
lo quieren quitar. Miremos a nuestras mujeres arrasadas por el aborto, víctimas
de un horror que las carcome por dentro noche y día, por años. No seremos más
dignas ni más libres por matar a nuestros hijos”, señala Vial.
La vocera de Mujeres de Blanco hace un
llamado a los parlamentarios que decidirán el destino de esta Ley de aborto, la
que considera “discriminadora y brutal” y les pide “abrir los ojos ante un
engaño que, en cincuenta años más, será visto como el peor holocausto de la
humanidad”.
“Lo pedimos por la sangre de sus propias
madres, señores diputados. Ellas sobrellevaron sobre sus espaldas, no tres
causales, sino miles de causales para darles, a ustedes, la vida. Ellas
derramaron sangre por ustedes, corrieron el riesgo de morir por ustedes y
renunciaron a muchísimos sueños por ustedes. A veces lloraron y despertaron
despavoridas en la noche por el miedo. Pagaron por las culpas y los
errores de otros, para que ustedes pudieran vivir; y, quizás, alguna vez,
pagaron ellas por las culpas de ustedes mismos, para que pudieran seguir
adelante”.
“La urgencia desatada que le ha puesto el
gobierno a un proyecto de ley se
siente, a todas luces, como una imposición autoritaria que busca deshacerse de los más débiles para solucionar
futuros conflictos sociales: niños pobres, niños en el SENAME, niños enfermos,
niños no deseados—enfatiza Vial—. A los señores promotores del aborto,
además, no les importan las mujeres. Su verdadero objetivo es el dinero,
el lucro con la carne de los hijos de Chile. Mujeres, no nos dejemos
engañar”.
En Santiago, el acto de este sábado fue en
la explanada del Santuario Nacional de Maipú, como una forma de destacar a
Bernardo O’Higgins, cuya madre, Isabel Riquelme, dio a Chile un Padre para la
patria, al acoger con valentía a un hijo natural, en condiciones muy
difíciles. “Ese niño—puntualiza Vial—bajo los parámetros de algunas
personas defensoras del aborto, por no haber sido deseado, tendría que haber
sido abortado”.
La comparación no es al azar, y Paz Vial,
directora de Mujeres de Blanco, lo explica así: “El embarazo vulnerable, como
podemos ver, existe desde los orígenes de nuestro país. Y los niños
discriminados por su origen y tildados de huachos, también. Y nuestra
sociedad no ha cambiado mucho, en doscientos años. Hoy, a estos
descastados y rechazados por su origen, por su pobreza, por su forma de
concepción, por sus discapacidades y enfermedades, por sus propios padres, ya
no sólo se les quiere poner un apelativo, sino que se les quiere matar, por
medio del aborto. Este proyecto de ley es lo más clasista y discriminador
que ha aparecido en Chile”.
Mujeres de Blanco surge como un grito
silencioso de un grupo de mujeres chilenas—entre las cuales hay muchas que
abortaron—, y que saben que el aborto las deja heridas de muerte y que es un
engaño, una trampa que busca dejar a la mujer como la sola responsable de la
procreación y de sus consecuencias. Este patriarcado machista y cruel no
sólo libera al hombre de su responsabilidad en la procreación, sino que lucra
con el dolor de la mujer y trafica con los cuerpos torturados de los niños
abortados.
Este acto se desarrolló de manera conjunta,
en 33 ciudades del país. En cada ciudad, se ha escogido un lugar
simbólico e importante, para defender los derechos humanos de las mujeres y de
todos los niños de Chile: sean pobres o ricos, sean deseados o no, vengan sanos
o enfermos.
Estas intervenciones urbanas llegaron
primero a La Moneda, luego estuvieron en el Congreso Nacional, y, sin duda,
sorprendieron al país y al mundo, cuando convocaron a las mujeres de Europa, a
un acto inédito y se presentaron en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el
mismo día en que la Presidenta Michelle Bachelet tenía una audiencia con el
Papa Francisco.
#Iquique
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