Antigua tradición revivió en el marco
del proyecto de rescate y valorización de esta variedad patrimonial, que
articula a campesinos de Limache y Olmué con entidades dependientes del
Ministerio de Agricultura y la Universidad Federico Santa María.
Después de muchos años, los campesinos y sus
familias nuevamente se han reunido en romería. El párroco y los monaguillos
marcan el ritmo de la columna de peregrinos, que avanza a paso cansino rumbo a
la pequeña capilla del Niño Dios de Las Palmas, un apacible lugar rodeado de
cerros que se alza a casi 800 metros de altura en los faldeos de la Cordillera
de la Costa. Tal como en décadas pasadas, hombres, mujeres y niños, cantando
alabanzas y portando sus canastas colmadas de tomates, caminan hacia el
santuario a entregar sus ofrendas al niño y la virgen en señal de
agradecimiento y plegaria. Es el renacimiento de una fiesta popular.
Los más viejos no lo olvidan. Cada vez que
había sequía y las siembras peligraban, el Niño Dios era sacado en andas
por los fieles y, hechas las plegarias, invariablemente la lluvia caía a
torrentes por los campos resecos de Quebrada Alvarado, Olmué, Limache, La Vega,
La Dormida y otras localidades del Valle de Marga Marga.
Una tradición que durante años se guardó
celosamente en algún rincón de la memoria rural de la V Región, y que hoy
revive en el marco del proyecto de rescate y valorización del Tomate Limachino
que involucra a 13 pequeños agricultores de Limache y Olmué, con el apoyo del
Ministerio de Agricultura a través de INIA, FIA e INDAP, más la Universidad
Federico Santa María. Esta vez el motivo no fue la sequía, sino la gratitud de
los campesinos con la divinidad por la primera cosecha de la temporada. Pero no
una cosecha cualquiera, sino una que simboliza el renacer del antiguo Tomate
Limachino.
RESCATE
Y VALORIZACIÓN
La actividad, que contó con la participación
del ministro de Agricultura, Carlos Furche, y otras autoridades locales y
regionales, tuvo como propósito la recuperación del patrimonio histórico,
cultural y religioso de esta zona rural de la Región de Valparaíso, uno de los
elementos centrales del proyecto “Valorización territorial, saludable y
sensorial del Tomate Limachino para la Agricultura Familiar Campesina de la
Provincia de Marga Marga”, iniciativa patrocinada por la Fundación para la
Innovación Agraria (FIA) y ejecutada por INIA La Cruz, entidades que coinciden
en que el rescate de este tipo de tradiciones resulta clave para el proceso de
obtención del sello de denominación de origen para esta especie.
La desaparición de esta tradición en los años
’80, coincide con el duro golpe que sufrió el Tomate Limachino a partir de la
introducción de las variedades híbridas “Larga Vida”, que se impusieron en el
mercado gracias a su homogeneidad y alta durabilidad post cosecha, relegando al
antiguo Limachino a pequeñas producciones que hasta ahora han mantenido unos
pocos agricultores “románticos”. Asimismo, la variedad híbrida permitió que el
tomate se comenzara a producir en cualquier época del año, lo que provocó que a
la larga se perdiera esta celebración que marcaba el inicio de la cosecha en el
mes de diciembre.
Los pequeños productores y las autoridades
coinciden en que recuperar esta antigua tradición reviste un gran simbolismo
para las comunidades de Limache, Olmué y alrededores. “El Tomate Limachino (no
confundir con el tomate “larga vida” producido en Limache) es un cultivo
hortícola que se estaba perdiendo, pero que tiene un fuerte arraigo en la zona
centro del país y amplias proyecciones por su calidad y características de
aroma, textura y sabor”, opina el productor Miguel Sánchez.
Un proyecto emblemático, con el cual el
Ministerio de Agricultura busca no sólo recuperar la variedad por su valor
histórico y cultural, sino también por su buen sabor y alto valor gastronómico
y comercial. “Nuestra intención es contribuir a que estas producciones sean
sostenibles en el tiempo, y que los productores puedan lograr cosechas de
altísima calidad que les permitan acceder a mercados que valoran este tipo de
productos”, expresó el ministro Carlos Furche.
“Sin duda se está realizando un trabajo
ejemplar, que tiene la virtud de vincular a diversos actores e instituciones del
sector público, de la academia, y con una participación protagónica de los
pequeños agricultores”, agregó el director ejecutivo de FIA, Héctor Echeverría.
“Estas actividades que rescatan antiguas tradiciones y prácticas culturales
vienen a complementar de manera notable el enorme potencial productivo,
comercial y gastronómico del Tomate Limachino, lo cual permite proyectar un
gran futuro para los productores y la comunidad limachina en general”.
Cabe destacar que con esta iniciativa se
espera dar una mayor vida al tomate, entre 10 y 15 días una vez cosechado, lo
que permitirá a los agricultores tener una mejor comercialización y precio por
kilo puesto en el mercado, entregando un producto con el sabor del antaño, lo
que es muy apreciado por los consumidores.
Asimismo, la reciente introducción de más de
9 mil plantines de la variedad en el territorio de la cuenca de Limache
provenientes del Banco de Germoplasma del INIA, de los bancos de germoplasma
internacionales, así como de accesiones locales provenientes del territorio
donde se cultiva este tomate, “permitirá incrementar la cantidad y calidad de
las semillas que presentaron alta productividad y buen sabor”, destacó el
director de INIA, Julio Kalazich.
Por su parte, el investigador y coordinador
del proyecto, Juan Pablo Martínez, señaló que este proyecto “recoge el anhelo
de las asociaciones de pequeños agricultores de Limache, de reconocer el
carácter patrimonial del producto y así comenzar el proceso de obtención del
sello de origen del Tomate Limachino, con un producto genuino, único en el
mundo, con patrimonio histórico, calidad específica y valor territorial”.
Al hito cultural que constituyó la romería,
se sumará pronto la reedición del “Día del Tomate Limachino”, actividad que
después de décadas se volverá a realizar los días 15 y 16 de enero en la plaza
de Limache, y donde se espera participe masivamente la comunidad de Limache,
Olmué y de otras localidades aledañas, como sucedía antaño.
Además del ministro Furche y las autoridades
de FIA e INIA, la actividad contó con la participación del seremi de
Agricultura, Ricardo Astorga; el director regional de Indap, Helmuth
Hinrichsen; el gobernador de Marga Marga, Gianni Rivera; y los alcaldes de las
comunas de Olmué, Macarena Santelices, y de Limache, Daniel Morales.
CUENTA
LA HISTORIA
El Santuario del Niño Dios de Las Palmas se
encuentra en una pequeña comunidad al interior de Olmué, ubicada ocho
kilómetros hacia la cordillera. La historia cuenta que en 1775, un modesto
campesino de apellido Tapia cargaba leña y carbón por entre los cerros que unen
Caleu y Las Palmas. De pronto, se encontró una figura religiosa de madera: era
la imagen del Niño Dios. El lugareño mantuvo esta imagen hasta 1780. Ese año, a
cambio de una cuartilla de harina, entregó a don Cástulo Rocco la mencionada
imagen, quien se la llevó a su casa.
Desde entonces, la figura fue conocida como
el Niño Dios de Las Palmas. Luego, en 1868, la gente levantó una pequeña
capilla para honrar y agradecer las bendiciones concedidas por esta milagrosa
imagen.
#Iquique
No hay comentarios.:
Publicar un comentario