Pablo Manríquez Díaz, abogado asesor legal de FEDEPES. Asesor en derecho pesquero, profesor de derecho económico
En el marco de las
movilizaciones del sector pesquero artesanal del recién pasado 26 de octubre,
sumando como distractor el reciente Informe de la FAO, en mérito del cual se
efectúan diversas sugerencias en relación a nuestra cuestionada normativa
pesquera, el Ejecutivo logró llevar a votación en la Cámara de Diputados, el
proyecto de ley que moderniza y fortalece el ejercicio de la función pública
del Servicio Nacional de Pesca (Boletín 10482-21). La referida iniciativa,
impulsada por el Gobierno, busca entre otros aspectos introducir reformas de
fondo a la ya célebre ley de pesca, en un intento que busca desesperadamente su
legitimación, sin poner el foco en las demandas del sector, y evidenciando que
la voluntad está puesta no en remediar la situación que a tantos artesanales
afecta, sino que más bien busca hacer más complejo el escenario, no solo para
aquellos que realizan actividad extractiva, sino que derechamente busca
endurecer el régimen sancionatorio para toda la cadena de la pesca artesanal
Chilena, acompañado de un discurso que, en el afán de justificarla, se ha
empeñado en mostrar a los pescadores de subsistencia como los culpables del
colapso de las pesquerías nacionales, indicando que su “pesca ilegal” ha
llevado a la UTI a los recursos de nuestras costas, soslayando que ha sido la
deficiente administración pesquera la culpable del colapso. Ahora bien, el
referido proyecto establece nuevas obligaciones para el sector artesanal, lo
cual recarga aún más su ya abultada lista cargas legales; así como nuevas
facultades para el Servicio Nacional de Pesca, que buscan fortalecer a este
organismo frente a los pescadores que, ya en la situación actual, poco y nada
pueden hacer frente a su accionar. Obliga, sin distinción a inscribirse en
registros especiales, a quienes comercialicen el producto de la pesca,
afectando a la cadena posterior que generalmente es desarrollada por la misma
familia de quien extrae los recursos, quienes, de no inscribirse y sean
sorprendidos tratando de vender el fruto del esfuerzo familiar, serán
sancionados con multas que irán, considerando en lo sucesivo el valor de la UTM
a Octubre del presente año, desde $2.299.950 hasta $4.599.900 (artículo 9 N°11
del Proyecto. Art. 114 Bis nuevo). Ahora bien, poniéndonos en el supuesto que
este emprendimiento familiar no logre acreditar el origen legal de su producto,
aspecto fácil de configurar en razón de ser aquello un proceso documental
aplicado a quienes no tiene una cultura de resguardo y custodia de sus
antecedentes, éste se expone a una multa base o fija de hasta $22.999.500, más
una complementaria que dice relación con el peso y recurso asociado a la
infracción, más el cierre de su local (artículo 9 N°11 del Proyecto. Art. 114
Ter nuevo). Misma situación para los que deben almacenar sus capturas o
productos, destacando que cualquier valor agregado al producto que pretenda
darle el pescador y su familia, supone su procesamiento, y por ende
almacenamiento y transporte. Y si las actividades indicadas inciden en recursos
colapsados o sobreexplotados, en cuya situación se encuentran la mayoría de las pesquerías,
estaremos en presencia de un delito, pasando el pescador, y la consecuente
cadena artesanal, de ser considerado como un infractor, a ser considerado un
delincuente. Cuestión que se refrenda con el establecimiento de un delito
especifico para los pescadores, denominado “Asociación ilícita pesquera”, a
sabiendas que su actividad es por definición es asociativa y que no se entiende
a la pesca si no es en razón de un trabajo mancomunado. Se pretende perseguir a
toda la cadena artesanal, desviando hacia ellos la atención, a fin de no
abordar los cambios de fondo que permitirán una mejor administración de
nuestros recursos, retardando una reforma mediante iniciativas con evidente
afán distractor. Lamentamos que el día de una movilización legítima, se haya
aprovechado para votar el proyecto referido, que hoy cuenta con suma urgencia,
a diferencia de la anhelada revisión a la ley del ramo, que navega en aguas pantanosas
y oscuras.
#Iquique
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