Y pide al SEA
rechace proyecto de ampliación de la mina Quebrada Blanca. En
sus observaciones a nuevo EIA de la empresa.
Acusan también a la compañía de seccionar el proyecto para
minimizar la percepción de su efecto sinérgico, negando la presencia de la Comunidad
en la zona y las graves afectaciones a su hábitat natural, recursos hídricos,
formas de desarrollo ancestrales y patrimonio arqueológico.
Asimismo, dada su condición indígena, exigen que el
proyecto sea sometido a consulta previa de acuerdo a los estándares
internacionales y la legislación interna que le son aplicables.
La Comunidad Indígena Quechua de Huatacondo, de la Provincia del Tamarugal,
en la Región de Tarapacá, y en cuyo territorio de uso ancestral viene operando desde
hace más de un cuarto de siglo la Compañía Minera Teck Quebrada Blanca S.A., ocasionando
daños irreversibles al patrimonio cultural, natural y arqueológico de la
Comunidad, ingresó ayer sus observaciones y demandas ante la amenaza de un
nuevo proyecto de ampliación de la mina presentado a evaluación ambiental.
Con una inversión que supera los
cinco mil millones de dólares, el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del denominado “Proyecto Minero Quebrada Blanca Fase 2” contempla, entre otras obras de gran envergadura, la
extracción de 1.868 millones de toneladas de material, la instalación de una
planta concentradora y de un depósito de relaves para los desechos tóxicos de
sus procesos productivos, todas intervenciones que se suman a los impactos que
ya viene generando Teck en el territorio ancestral de la Comunidad, los que han
sido verificados por estudios independientes incorporados incluso a las resoluciones
de calificación ambiental (RCA) de proyectos anteriores sometidos a evaluación
por la minera.
En
efecto, la RCA Nº 72 de la Comisión de Evaluación Ambiental de Tarapacá, de
fecha 09 de septiembre de 2016 y referida al anterior EIA presentado por la
empresa para la “Actualización del proyecto Minero Quebrada Blanca”, el cual ya
fue aprobado, incorporó un Protocolo de Acuerdos Finales entre la minera y la
Comunidad el cual considera, entre otras medidas compensatorias, el desarrollo
de un Plan de Monitoreo conjunto de los recursos hídricos de las quebradas de
Choja y Maní, hasta ahora incumplido; y un Plan de fomento agrícola y ganadero,
para compensar los nocivos impactos a las formas de desarrollo económico de la
Comunidad.
Asimismo,
en el marco de la evaluación del “Proyecto Minero Quebrada Blanca Fase 1”, se
consideraron como medidas preventivas y
compensatorias a los impactos identificados por la Comunidad sobre su
patrimonio cultural y arqueológico, la realización de un Estudio de Línea de
Base de Medio Humano independiente encargado a la Fundación Desierto de Atacama
(2014) y un Catastro Arqueológico de la Quebrada Maní, reconociendo la empresa
la ocupación ancestral y el territorio productivo indígena de la Comunidad.
Por eso
uno de los principales cuestionamientos formulados en las observaciones recién
presentadas, es que la empresa no consigne impactos al territorio ancestral huatacondino
y ni siquiera mencione a la Comunidad en esta nueva ampliación de sus faenas,
no obstante estar acreditados en los casos antes citados discusiones, acuerdo
de mitigación e incluso realización de consultas indígenas de los proyectos dado
el origen Quechua de esta comunidad constituida jurídicamente.
“La empresa siempre ha actuado de mala fe y queriendo engañarnos, desde
Quebrada Blanca 1, el primero de sus proyectos sometidos a evaluación
ambiental, y ahora ni siquiera estamos considerados en el proyecto como
territorio influenciable. Como Comunidad
estamos indignados y muy desilusionados con el actuar de esta empresa mal
intencionada y corrupta, por lo que decidimos ir a protestar al lugar mismo de
las faenas de la mina, para reclamar con fuerza nuestros derechos y defender
nuestro maravilloso pueblo”, afirmó Viviana Barrios, secretaria de la Comunidad
Indígena Quechua de Huatacondo.
La dirigenta cuestiona además el verdadero interés de la empresa para
salvaguardar el hábitat y los ecosistemas que desde tiempos prehispánicos la
Comunidad viene resguardando: “Dicen ellos que se preocupan de la flora y la
fauna, pero nos tienen el agua toda contaminada, a nuestra quebrada sin flora,
las vicuñas se entierran en sus tranques de relave, y así afirman que su
proyecto Quebrada Blanca 2 no nos impacta. Que nos diga Teck cómo garantizará
que los cóndores, ave de gran significación para nuestra cultura, u otras de la
zona no se envenenarán al beber los tóxicos del nuevo relave de 40 km2 que
pretenden instalar en nuestro territorio. Todo esto es una vergüenza, el Estado
debería cerrar esta empresa. Pero las autoridades aprueban los proyectos y ni
siquiera aparecen por el territorio a constatar los impactos”, denunció.
Cabe destacar, finalmente, que no obstante la envergadura de las intervenciones que pretende la empresa a
través de este nuevo EIA, altamente técnico y extenso en sus alcances, el mismo
recién fuera dado a conocer a
los comuneros hace menos de tres meses, en reunión con representantes de la
empresa realizada el pasado 25 de octubre en el pueblo de Huatacondo.
En
congruencia con lo anterior y frente a todas las afectaciones que se
identifican en el documento ingresado con las observaciones de la Comunidad, discutidas en
reuniones de la directiva con sus asesores, así como en asambleas ordinarias y
extraordinarias, ésta es categórica en rechazar
este nuevo EIA y “se opone a la realización del Proyecto Minera Quebrada
Blanca Fase 2, mientras no se reconozca nuestra ocupación ancestral de
territorio, y no se respete, proteja y aseguren condiciones de resguardo de
nuestro patrimonio natural, cultural y arqueológico, en todas sus
manifestaciones”.
Observaciones formuladas
Siguiendo los resultados proporcionados por la Línea de Base
del Medio Humano realizada por Fundación Desierto de Atacama, la Comunidad en
sus observaciones destaca algunos de los aspectos más sensibles a la afectación
de la ampliación de la minera.
Entre ellos destaca el impacto en el acceso al agua,
previéndose la contaminación y disminución de caudal tanto en Huatacondo y
Manin (o Maní), el uso de recursos hídricos de la cuenca de Michincha, la
intervención de la cuenca de Manin, y el
desecamiento de salares y bofedales. Se da cuenta a su vez que en el EIA no
están siendo declaradas lo que se conoce como “Aguas del Minero”, que también
corresponden a recursos hídricos de la Comunidad, solicitando tanto a la
empresa como al SEA señalar cómo protegerá este recurso.
El polvo en suspensión es otra de las afectaciones a la vida
cotidiana y formas de producción de la Comunidad, señalándose en el documento
que “históricamente el polvo ha dañado nuestra producción de frutales, el cual
baja por nuestra quebrada con los vientos nocturnos que caracterizan la zona,
que se distribuye en nuestros pulmones y sobre nuestros árboles frutales que se
contaminan con esta capa permanente de polvo, dañando finalmente la calidad y
el tamaño de la fruta”, aclaran.
Destacan también el menoscabo del territorio productivo
económico de la Comunidad y sus actividades tradicionales. Siendo evidente
desde la llegada de la minera una disminución de las áreas históricas de
cultivos en la Quebrada de Huatacondo, por la merma de los caudales en las
vertientes, que no alcanzan a regar todas las eras de cultivo, y de las tierras
para pastoreo.
Finalmente, relevan el impacto en las formas de vida y las costumbres
tradicionales de la Comunidad, en especial en lo que refiere a sistemas
pastoriles y pirquineros, con el consiguiente daño a su patrimonio cultural
material e inmaterial. Del mismo modo, la pérdida de varias estancias que no son
consideradas en ninguno de los estudios arqueológicos de la empresa, debido a
que no tienen ocupación prehispánica, y tampoco son informadas en el componente
humano porque aparentemente estarían abandonadas.
Acerca de la
Comunidad
La Comunidad Indígena Quechua de Huatacondo (CIQH) y su
territorio ancestral se conforman por un sistema de quebradas que desciende en
dirección hacia la Pampa del Tamarugal. Su asentamiento principal es el poblado
de Huatacondo, al interior de la quebrada del mismo nombre, en la Provincia del
Tamarugal, Región de Tarapacá.
Diversos antecedentes arqueológicos, históricos y
antropológicos dan cuenta de que el territorio ancestral de la Comunidad se
conforma desde tiempos inmemoriales a partir de una integración de todos los
pisos ecológicos de la Cordillera de los Andes, desde la Alta Puna hasta la
Costa, incluyendo la Pampa y todo el sistema de Quebradas (desde Cahuiza hasta
Quehuita), combinando diversas actividades productivas tales como el pastoreo,
la agricultura, la caza, la pirquinería a pequeña escala, la extracción de
guano y el comercio, entre otras.
Dicho territorio corresponde además a una de las áreas
arqueológicas de mayor relevancia a nivel nacional y de gran significación
patrimonial, tal como lo han mostrado los diversos estudios científicos que se
han realizado en Huatacondo, confirmando así la larga historia de ocupación
indígena y de los ancestros huatacondinos.
En la Quebrada de Manin, por ejemplo, se encuentra el
asentamiento más antiguo conocido en el Desierto de Atacama (sitio Quebrada de
Maní 12, fechado entre 11.900 y 12.700 AP). Y en la quebrada de Huatacondo se
destacan las primeras Aldeas Agrícolas que se construyeron en el país, y que
corresponden al Período Formativo (3.000-1.500 AP), como son las aldeas de
Huatacondo y Ramaditas y los campos de cultivo de Pampa Ramaditas, que serían
intervenidos por el proyecto sujeto a evaluación.
#Iquique
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