martes, abril 17, 2007

LA HISTORIA DEL JUGADOR SÍMBOLO DE DEPORTES IQUIQUE

Jaime Carreño Chaca, desde Deportes Iquique a Municipal Iquique.

Bernardo Yañez Stumptner

Jaime Carreño sin duda es un hombre respetado por todos. Ayer como jugador de Deportes Iquique, hoy entrenador de Municipal Iquique. En su curriculum está el haber devuelto al fútbol iquiqueño al fútbol profesional chileno. Cuando jugó fue aguerrido, con un tremendo amor a la celeste, hoy con humildad y trabajo lo hace con una mezcla de jóvenes y experimentados a fin de darle satisfacciones a su ciudad, a su querido Iquique.

Jaime Carreño perfectamente pudo haberse dedicado a lo que estudió en la universidad: Economía, pero el amor al fútbol que su padre le inculcó pudo más. Fue campeón del fútbol de segunda división cuando los partidos se jugaban en el viejo estadio municipal de Cavancha. Allí compartió con jugadores que se jugaron el pellejo para que Iquique llegara a la primera división. Se recuerda que para el partido final que se jugó en Iquique, llegaron el flaco Menotti, Luis Santibañez, Abel Alonso, estuvieron presentes todos los medios de comunicación, entre ellos Pedro Carcuro por Televisión Nacional de Chile. Los dirigía Ramón Estay, quien con algunos cambios salen campeones de la Copa Chile en 1980 con dos partidos dramáticos jugados en el Estadio Nacional frente a Universidad de Chile y Colo Colo.

En el partido con la “U”, el árbitro Alberto Martínez inventó un penal para favorecer indudablemente al equipo capitalino. Se cuenta que la central quería un final entre Colo Colo y la "U”, ya que garantizaba lleno total del estadio y por supuesto un suculento borderó; Pero Luis Acao al atajar el penal hizo exclamar a Julio Martínez ¡Justicia Divina!, ganó Deportes Iquique, y la final hizo viajar a cinco mil iquiqueños a la final del estadio nacional en donde el equipo iquiqueño ganó dos a uno con goles de Suvaugeot y el “Chino” Dávila, descontó “Mané” Ponce para Colo Colo.

Jaime Carreño siguió jugando en Deportes Iquique, hasta que por algunas cosas internas del club, y de dirigentes, independiente que había sido catalogado como “intransferible” por ser jugador símbolo del club, deja Deportes Iquique y se va a jugar junto a Juan Ponce de Ferrari a Deportes Arica. Allí los ariqueños los reciben con cariño, siempre jugó con el mismo pundonor que lo hacía en su ciudad, pero se complicaba enormemente cuando enfrentaba a su querido Deportes Iquique. Nos cuenta que de una forma u otra trató de no jugar contra el club que lo vio nacer, y la principal razón fue que la primera vez que enfrentó a Deportes Iquique viajó a Arica toda su familia incluyendo su padre y hermano. Para buena suerte de Deportes Arica, y para mala del club iquiqueño gana local, con una espectacular performance de “Pipí”, lo que motivó el enojo de su familia, la tristeza de Jaime, y su auto promesa de no jugar más frente al club de su querida tierra.

Por lo mismo cuando les tocó jugar muchas veces a ambos equipos, Jaime simulaba lesiones que el entrenador ariqueño sabía que no eran reales, pero como comprendía la situación, Jaime no jugaba esos partidos que en Arica veía desde la tribuna, y cuando Arica venía a Iquique lógicamente Jaime no viajaba.

Jaime retornó a Iquique a jugar por su club. Se recuerdan su fuerza y coraje, en que no dejaba atropellarse por nadie, y jugadas fundamentales cuando fueron expulsados los jugadores Mondaca de la “U”, y Rivas de Colo Colo, en las que Jaime tuvo mucho que ver, en beneficio de Deportes Iquique. También cuando a Leonel Herrera de Colo Colo le propinó un feroz codazo que dejó fuera de acción al jugador albo, el que era conocido como “patitas con sangre” por su guapeza al igual que Jaime. Leonel recibió el duro golpe que no vieron ni el árbitro, ni los guardalíneas, y que caballerosamente no acusó a su agresor; Es que el que “a hierro mata, a hierro muere”.

Jaime reconoce que en aquellos años jugaba al límite, pero que también lo hacía era para que los equipos afuerinos que despectivamente miraban a los equipos provincianos, no se la llevaran “pelada”. Es que en aquellos años se hacía sentir la condición de local.

La conversación con Jaime duró 45 minutos, la hicimos en su casa, allí donde llegan los jóvenes jugadores de Municipal Iquique, a quien Jaime atiende con cariño, más que con cariño de entrenador, con cariño de padre, los cuida, no quiere que se involucren en la perdición del norte: la droga y el alcohol. Nos dice que ojalá se pudieran tener las instalaciones adecuadas para que los jóvenes no estén lejos del club. Que pueda saber que hacen de noche, hoy día los ve solamente en el entrenamiento, dice que no solamente aquí la juventud se pierde en las drogas y en el alcohol, a los jóvenes les falta saber lo que quieren, cuidarse, pero también ayudarlos a cuidarse.

Le duele saber de jugadores que fueron aportes importantes en el club, están perdidos en la vida, unos en la cárcel por culpa de las drogas, otros sumidos en el alcoholismo. Lamentablemente en esta página no podemos escribir todo lo que conversamos gentilmente en su hogar, necesitamos una segunda y tercera parte, pero como alguien dijo por allí, “de lo bueno poco”. Jaime, que sigas cosechando éxitos. Iquique te necesita.

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