Así fueron llegando los invitados sin tarjeta que eran recibidos por Ubaldo Cabezas su actual director quien como el mejor de los relacionadores públicos, daba la mano a antiguos exalumnos como Jaime Campusano quien vino sólo por 24 horas a Iquique, para estar en el emotivo día del último día de clases de ese establecimiento educacional que será demolido para dar paso a uno nuevo. Allí estaban también los profesores René Cárcamo, Miguel Araneda, y tantos otros, exalumnos de aquellos años cincuenta, como Silvio Zerega, ex Gobernador de la provincia, el suscrito, nuevas generaciones de profesores, exalumnos, y alumnos, que disfrutaron de la brillante presentación de Kirki Wayra y el grupo musical Trova, para
Un público de aproximadamente 200 personas, todos parte del estamento que echó de menos a ilustres autoridades de nuestra ciudad, como monseñor Marco Ordenes Fernández, Obispo de Iquique. Jaime Campusano entregó un discurso donde mezcla el pasado con el presente, recuerda con nostalgia al Sr. Sepúlveda que ante las diabluras de los alumnos los amenazaba con enviarlos al subterráneo, donde según él y unas cuantas generaciones de alumnos penaban ánimas de caídos de 1907, las “giras” de los alumnos a Castro Ramos, la península de Cavancha, que era lo más lejos que se llegaba en aquellos años en Iquique, los desfiles de blanco íntegro, por lo que los alumnos de entonces se les apodaba “panaderos”.
Manifiesta que esta histórica escuela, que es única en riqueza histórica, lo que significa para este país y el mundo, pide que por ningún motivo que se politice la celebración de los 100 años de la matanza, porque la historia no es de los políticos, dice, hace un llamado a los exalumnos que se junten, que se intercambien emails para tener en un año más parte activa en las celebraciones, que la nueva construcción los iquiqueños y afuerinos que han hecho de esta tierra su tierra, la cuiden, que no la rayen y que se cuide su entorno.
También antiguos y actuales profesores hicieron lo suyo en el escenario donde incluso se pidió un minuto de silencio, por quienes ya no viven, y una oración al padre creador por quienes tienen en sus manos la mejor decisión a tomar en el nuevo futuro del edificio a construirse.
Fue una noche para no olvidar, para siempre recordar a quienes por allí pasaron y que fueron parte de un establecimiento donde aún cobija la alegría. Hasta siempre vieja escuela Domingo Santa María de Iquique.
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