martes, mayo 20, 2014

HOMILIA MONSEÑOR GUILLERMO VERA SOTO 21 DE MAYO

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Muy queridos hermanos y hermanas:

Por estos días cuando sones marciales llenan el aire de nuestra patria, recordando la gesta de Iquique; nosotros esta tarde nos reunimos en este templo catedral a rezar. Como creyentes recordamos a nuestros héroes delante del Señor dando gracias por el ejemplo de sus vidas y pidiendo al Altísimo les regale el don de la vida eterna, cosa buena y justa, santa y piadosa es acordarnos de aquellos que han partido de este mundo, que el Señor acoja nuestra plegaria y nos conceda también la gracia de poder en un momento, meditar sobre el don de la vida y la responsabilidad con la cual debemos enfrentarla.

Hace 135 años atrás nuestra patria se vio envuelta en un conflicto bélico, naciones hermanas no supieron entenderse y sus hijos salieron en sus defensas. En ambos bandos se vivieron ejemplos de heroísmo y generosidad, hoy como chilenos celebramos el arrojo y la valentía de Arturo Prat y sus hombres. 

De nuestro joven héroe nacional siempre se destaca, su caballerosidad, su fe, el amor a su patria y su familia, todos ellos son sin duda, valores importantes en la vida de muchos. Movidos por estos nobles sentimientos, actuaron los que en sus vidas trataron de encarnar las palabras del Maestro: “nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Prat y los suyos y con ellos tantos otros en ese momento crucial de la vida de nuestra patria dieron sus vidas en el campo de  batalla y lo hicieron con amor. Agradecemos y admiramos su ejemplo y valentía, pero hoy al recordarlos y orar por ellos, motivados por su ejemplo, nuestra tarea es mirar hacia adelante y construir futuro.

Hoy las naciones han de  saber buscar por medio del diálogo las soluciones a aquellos conflictos que puedan surgir. Hoy la realidad de nuestro tiempo nos invita a la integración, a la cooperación mutua, hoy las fronteras nos comunican más que separarnos. Pedimos al Señor nos regale a todos, autoridades y ciudadanos de nuestras naciones que seamos capaces de entendernos y ayudarnos mutuamente a progresar.

Al recordar la valentía de nuestros héroes y cuya memoria nos llena de emoción y chilenidad, no hemos de olvidar que la grandeza del Chile de hoy también necesita de héroes. Sí Chile necesita de cada hombre y mujer, de cada niño, joven y adulto que saben estar cada día en las batallas que llevan a conseguir la victoria fruto del estudio bien hecho, del trabajo responsable, de la familia cuidada, de la fortaleza en la adversidad, de la generosidad que vence sobre el egoísmo. El heroísmo no es fruto de un momento sino de la suma de muchos actos de valor, generosidad, renuncia, convicción, fe y amor. Chile es grande por sus héroes de ayer, que Chile pueda ser grande por su gente de hoy. Ante el Señor hoy comprometámonos a vivir lo que nos ha enseñado en su Palabra. Nos ha dicho en la lectura tomada del libro de la sabiduría que: La vejez honorable no consiste en vivir muchos años: que los cabellos blancos del hombre son la prudencia, y la edad madura una vida intachable”, todos estos son rasgos que descubrimos en Arturo Prat y que hemos de desear para cada uno de nosotros: prudencia danos Señor en nuestro actuar y que sepamos cuidar de que nuestra vida sea transparente ante tus ojos y de los demás.

Jesús nos ha motivado en el evangelio a que asumamos responsablemente nuestra misión en el mundo: ser luz y sal, es decir personas que mostremos caminos, que iluminemos y demos sabor a justicia y esperanza; los que creemos dar un poco más de sabor a Cristo a nuestro mundo. Señor, que lo que tú has soñado de nosotros lo podamos de verdad cumplir y así con nuestro actuar sereno contribuyamos al bien de toda nuestra sociedad. No nos olvidemos hermanos y hermanas que: “de que tú y yo nos portemos como Dios quiere, dependen muchas cosas grandes” decía un santo de la Iglesia. Seamos de los héroes de cada día: hombres y mujeres que no viven centrados en sí mismo y sus intereses, sino que el amor nos motive siempre a servir.

Celebramos esta memorable fecha para nuestra patria, en esta hermosa tierra iquiqueña, donde está efeméride cobra mayor fuerza porque es en su mar donde la gesta se vivió, es en este templo donde unos años reposaron los restos mortales de Prat. Hace unas semanas nuestra ciudad y región sufrieron los embates de fuertes terremotos que todavía y sin duda por mucho tiempo marcarán nuestras vidas y sobre todo la de aquellos que sufren sus efectos, en sus casas dañadas o totalmente destruidas o en sus trabajos que se han vuelto vulnerables. Hoy los iquiqueños necesitamos: unos, tener el heroísmo y la valentía de saber no dejarse vencer por la adversidad, la fortaleza y la paciencia, pensamos en aquellos que todavía están en carpas esperando la solución a su problema habitacional; otros hemos de tener la valentía de no desentendernos de aquellos que sufren y en esto animarnos a seguir colaborando y procurando que las necesidades sean menores, que las instituciones y jóvenes sigan labrando la grandeza de Chile con su generosidad, servicio y presencia cercana. Hoy al recordar a nuestros héroes que olvidándose de sí mismos pensaron en el bien de sus hermanos, animamos a nuestra queridas autoridades a que en medio de todo el trabajo y agobio que ha venido sobre ellos para dar respuesta a tantas necesidades, tengan el arrojo, el coraje de jugársela por Iquique y su gente y así contribuir a la grandeza de Chile.  Iquique, Chile, son don y  regalo pero también tarea y compromiso de todos, que Prat y su gente nos continúen iluminando y guiando con su ejemplo. La contienda de hoy no es menor, pero que la fe nos anime a mantener flameando en alto la esperanza.

Prat y los suyos ofrendaron sus vidas protegidos por el escapulario de la Virgen María nuestra señora del Carmen, tan querida en esta tierra, a Ella, a la Madre de Jesús y madre nuestra encomendamos esta plegaria que hacemos por nuestros héroes, por Iquique y su gente.
Dios sea bendito

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